La Historia de Aragón es larga y antigua, cargada de momentos épicos, batallas, negociaciones, herencias dinásticas y un sin fín de historias interesantes con grandes personajes. «El Pequeño Catalán» ofrece un trocito de Historia Medieval. Un período que comprende desde el año 476 hasta 1492, siendo ésta última fecha, bien conocida por todos.

Ramiro I (1035–1063), instituyó por primera vez un Reino en Aragón, instaurando una norma testamentaria que hizo crecer el reino.

Sancho Ramirez (1063–1094) impulsó el avance de las fronteras de Aragón.

En 1076 se incorpora el reino de Pamplona  y aumenta la potencia ofensiva de los reyes aragoneses, yPedro I (1094–1104) ocupa Huesca y Barbastro.

Alfonso I el Batallador (1104–1134), en apenas unos años, con la ayuda de la nobleza feudal del sur de Francia, conquistó los núcleos urbanos y comarcas de Zaragoza, Tudela, Tarazona, Calatayud y Daroca.

Un testamento peculiar y la no descendencia de Alfonso I, propicia la separación del Reino de Navarra.

Durante el breve reinado de Ramiro II el Monje (1134–1157) desposó a su hija Petronila con el conde de Barcelona Ramón Berenguer IV. De ésta forma Aragón obtenía una salida al mar.

Fué Alfonso II (1164–1196),  el primer monarca de la Corona de Aragón, que conservaría siempre la denominación del primitivo reino formado en los Pirineos.

Jaime I el Conquistador (1213–1275), agregó a su corona los reinos de Mallorca y Valencia. La Corona aragonesa nunca conseguiría eliminar las fronteras internas que, por los antagonismos de sus oligarquías, separaban a catalanes, aragoneses y valencianos. Empujada por el comercio y dueña de las Baleares, la Corona de Aragón buscó la expansión mediterránea, aventura imperialista heredada luego por la monarquía española.

 

Pedro II el Grande (1276–1285), depositario, por parte de su mujer Constanza, de ciertos derechos sobre la Italia meridional, aprovechó las llamadas “Vísperas sicilianas” (1282) para adueñarse de Sicilia y dar respuesta a los intereses de los navegantes catalanes en las costas mediterráneas.

La habilidad política de Jaime II (1291–1327) le valió la investidura de Córcega y Cerdeña.

En el Compromiso de Caspe en 1412, en el que designaron como nuevo monarca a Fernando I (1412-1416), miembro de la dinastía castellana de los Trastámara.

Alfonso V el Magnánimo (1416–1458) reanimó y llevó a su apogeo la hegemonía aragonesa en el Mediterráneo Central; conquistando el reino de Nápoles.

Alfonso V el Magnánimo (1416–1458) reanimó y llevó a su apogeo la hegemonía aragonesa en el Mediterráneo Central; conquistó el reino de Nápoles.

Juan II (1458–1479), rey también de Navarra por su primer matrimonio, supo vencer, tras largos años de guerra civil, una violenta insurrección de Cataluña, que puso en peligro la unidad de la Corona de Aragón en un periodo de crisis económica y de graves convulsiones sociales (impuso la obediencia a la Corona en unas capitulaciones firmadas en Pedralbes en 1472). Tuvo que abandonar los condados del Rosellón y la Cerdaña, pero sentó las bases de la futura monarquía española al lograr casar en 1469 a su hijo Fernando (ya rey de Sicilia desde 1468) con la heredera de Castilla Isabel.

Convertida en reina, Isabel I de Castilla (1474), Fernando II accedió al trono de la Corona de Aragón en 1479.

Corona de Aragón en 1441

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