Desde la Sierra de Albarracín, Teruel y Jabalambre hasta la Jacetania y desde el Moncayo hasta Matarraña, el sonido del tambor es la huella del sentimiento de la Semana Santa.

El encadenado del sonido de los tambores de Semana Santa y su simbología varía y hay muchas versiones de su inicio y su por qué.

Sin embargo a todos nos atrae y nos atrapa, desde los más jóvenes a los más mayores. El retumbar de su hondo sonido, en las calles y en nuestros oídos. El solemne y profundo respeto que nos evocan y el maravilloso ritmo hipnótico nos lleva a escuchar a las diferentes cofradías, que se esfuerzan cada año en proporcionar un espectáculo merecedor de nuestra admiración.

Como cada año, «El pequeño Catalán» está con los cofrades, ofreciendo sus servicios y poniendo a su disposición su buen hacer.