No hay nada más bonito, que los largos y finos flecos de un hermoso mantón; ni nada más terrible, que esos mismos flecos estén enredados y arrugados, arrebatando a ésta prenda del movimiento y la delicadeza que implica lucirlos peinados y lisos. Así que «El Pequeño Catalán» , nos propone unos sencillos consejos, que nos facilitarán su mantenimiento.

Peinaremos el fleco encrespado, con un peine de púas anchas, tras un sutil pulverizado de agua, que ayudará a recuperar su regularidad y tersura.

Para facilitar su estiramiento, dejaremos que se sequen, colocando el mantón, sobre una superficie plana (como una mesa), de modo que los flecos, puedan colgar y plancharse con su propio peso.

Una vez secos, cortaremos con unas tijeras, los hilos sobrantes, para que el acabado sea perfecto y nuestro mantón quede impecable. La próxima vez que nos lo pongamos, seguirá teniendo sus maníficos flecos, listos para ser admirados de nuevo.