En el siglo XVIII, los justillos eran escotados; en esa época de grandes escotes se utilizaban Pañuelos para cubrir el busto y guardar cierto decoro. Pañuelos de algodón de Indiana, pintados a mano, o más sencillos para llevar a diario. Pañuelos de Seda, para días especiales.
De centro Europa llegaron los Pañuelos de Lana, a finales del XVIII; Pañuelos de Cachemir, llamados también de capucha. En la misma época comienza a aparecer el primer Mantón de Manila, sin flecos y realmente casi como un adorno decorativo, como un tapiz.
Alrededor de la misma época, muy Victoriana, la moda se recata, se cierran los escotes y se oscurecen los tejidos, apareciendo también los Pañuelos de Gro, de seda; adamascados y tornasolados a dos colores; de rayas, de cuadros y de colores muy vivos.
Posteriormente llegan los Mantones llamados de Manila, aunque llegaban de China, desde Cantón y Pekín, con preciosos detalles florales y de aves exóticas a los que se les añaden largos flecos y que son tal y como hoy conocemos desde mitad del siglo XIX. Al mismo tiempo se abre hueco el Mantón de Bobiné, preciosas y delicadas prendas llenas de belleza.
En «El Pequeño Catalán» las encontrarás todas, podrás elegir entre toda la variedad de la que dispone un comercio cuya tradición nace en 1860, y que desde entonces nos acompaña y nos aconseja.
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Siempre preciosos.
Con tanta variedad, cuesta escoger.
