El apelativo cariñoso con el que se denominan a los Aragoneses, Baturros y Baturras, ha perdido por completo la acepción de labriego o rústico, significado que se le atribuía hace muchos años. Pasa a ser la fórmula que se usa para denominar al «Natural de Aragón», aportándole ese punto de cercanía tan característico de los Aragoneses.
Forma parte de la caricatura del Aragonés, la Tozudez, la Nobleza y una cierta Candidez o Ingenuidad. Todo ello, define a los Aragoneses, como gente buena, fuerte y sin doblez; cargados de vivacidad natural, juicio sólido y una buena dosis de imaginación.
En el lado positivo de su testarudez, los Baturros no titubean ni retroceden en su empeño, pudiendo entenderse ésto, como constancia y firmeza. A pesar de ser gentes graves y laboriosas, en su temperamento encontraremos notas fisgonas y divertidas.
Éste breve retrato correspondería a las gentes más sencillas, hombres y mujeres modestos, reflexivos hasta la reserva, prudentes, lógicos y realistas, enamorados de la Verdad y la Justicia, que habitan en una tierra de Libertad.